Bloqueadores de anuncios, la perdición de muchos negocios

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Internet se ha convertido en una auténtica jungla donde todos deben sobrevivir sacando tajada de sus redes sociales, sus anuncios o sus páginas web, mientras que los usuarios intentamos pasar por ellas sin llenarnos de mil ventanas emergentes. Algunos sitios y plataformas web son un auténtico campo de minas en este sentido, y han llenado sus páginas de tantos anuncios que es complicadísimo navegar por ellas. Desesperados por la incomodidad evidente que esto conlleva, algunos desarrolladores idearon programas para bloquear los anuncios y evitar que se vean en determinados sitios, desde páginas web normales y corrientes hasta plataformas como Youtube, donde de hecho los anuncios suponen una parte importantísima de los ingresos que los creadores de contenido obtienes por sus vídeos.

Hoy en día, quien más quien menos ha probado estos bloqueadores, y casi todos los tienen instalados como extensiones en sus navegadores. Son totalmente lícitos y legales, desde luego, pero es cierto que pueden suponer un agravio bastante importante para los creadores de contenido, ya sea en vídeos, en blogs, en páginas web… Las ganancias por estos anuncios son, en mucha ocasiones, lo que hacen que esos sitios pequeños se mantengan. En la otra parte están los propios anunciantes, que se gastan mucho dinero en campañas online para que sus marcas y anuncios aparezcan en esas plataformas, y comprueban como llegan a muchos menos visitantes de los esperados, precisamente porque utilizan este tipo de bloqueadores para evitar ver los anuncios. Esto está llevando a la perdición a muchos negocios, y no precisamente a los más grandes, sino a los más pequeños y medianos, que veían en Internet una buena alternativa para su publicidad… hasta ahora.

Qué es un bloqueador de anuncios y cómo funciona

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Creados hace años y pensados desde un principio para frenar la avalancha de ventanas emergentes que durante un tiempo dominó muchas páginas de la red, los bloqueadores se han convertido en una herramienta indispensable para muchos usuarios, que ahora navegan mucho más tranquilos por la red, gracias a que este tipo de extensiones frenan no solo los pop-ups tan molestos, sino también los anuncios que van apareciendo en determinadas páginas. Esto, que para el usuario es una gran ventaja, supone desde luego un detrimento tanto para la persona que posee esa página y crea ese contenido, que deja de ganar dinero con esa visita, como para el propio anunciante, que ve cómo su campaña se queda a medias por el uso de estos bloqueadores.

Básicamente se trata de aplicaciones que podemos instalar en nuestro navegador en formato de extensiones, y cuya función consiste en frenar la aparición de anuncios en páginas web o plataformas como YouTube, Spotify, etc… El bloqueador tiene acceso al propio código de la página y detecta cuando hay una ventana emergente o un anuncio que pueda saltar, borrándolo e impidiendo que aparezca. En la mayoría de páginas esto no suele afectar en exceso al contenido, pero es cierto que hay otras páginas que, viendo los malos resultados que obtienen por culpa de este tipo de programas, han decidido colocar una advertencia cuando detecta alguna de estas extensiones, pidiéndonos que la paremos mientras navegamos por su plataforma, como una excepción, para poder disfrutar de todo el contenido de la mejor manera posible.

Bloqueadores de anuncios más conocidos

En la última década, este tipo de extensiones han obtenido un éxito bastante grande entre los usuarios, ya que llevan a cabo su función de una manera excelente. Cada día miles de usuarios se descargan este tipo de bloqueadores, siendo sin duda el más exitoso Adblock Plus, una extensión gratuita que funciona a las mil maravillas con todo tipo de anuncios, tanto pop-ups como anuncios insertos en páginas o publicidad en Youtube. Adblock Plus ha sido descargado más de 700 millones de veces, y es el rey indiscutible en este sector. Adblocker Ultimate también ha ido ganando mucha fama en los últimos tiempos, convirtiéndose en una de las mejores alternativas. Ad Remover es uno de los más veteranos y también suele dar muy buenos resultados cuando queremos olvidarnos de los anuncios en cualquier página web para siempre.

Cómo afectan a las páginas webs

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Estos bloqueadores no solo afectan a la aparición de anuncios, sino que también suponen un cambio drástico en la manera en la que se ven las páginas donde hay este tipo de publicidad, especialmente cuando son páginas creadas de manera semiprofesional. En muchas ocasiones, el diseñador guarda cierto lugar para los anuncios que la propia Google tenga a bien colocar, a través del servicio AdSensse que posteriormente le permitirá cobrar cierta parte de la ganancia de esos anuncios. Las webs se ven afectadas por tanto de una manera directa por este tipo de bloqueadores, puesto que su diseño cambia por completo si no aparecen los anuncios. En los casos más extremos, todo el diseño de la página se puede desbaratar por culpa de estas extensiones.

¿Puedes perder dinero por estas extensiones?

Y ya no hablamos solo del diseño, sino también de las pérdidas que provocan estos bloqueadores, que en 2016 se contaban por encima de los 30.000 millones de dólares, algo realmente sorprendente. Su tenemos una web con anuncios, seguramente hayamos visto cómo nuestros ingresos decrecen de manera evidente por culpa de estas extensiones. Y es que muchos usuarios consideran los anuncios tan invasivos que siempre utilizan Adblock o una extensión similar para evitar verlos. Sin embargo, hay webs que saben encajar muy bien esos anuncios en su diseño, y no son tan evidentes ni intrusivos. El problema es que el bloqueador no distingue entre unas y otras, y al final bloquea todos los anuncios.

La pérdida de dinero es evidente, sobre todo si vivimos de esa publicidad de Google Adsense. Si estamos intentando hacer una campaña online de nuestro negocio en determinadas web, con anuncios en banners y demás, también notaremos cómo este tipo de bloqueadores limitan mucho el alcance de nuestra publicidad. De ahí que muchos se las ingenien para “obligar” a los usuarios a poner en standby su bloqueador cuando entren en la web, como una excepción, si quieren visitarla. Es una medida controvertida y seguramente drástica, pero es la única manera de conservar esos anuncios, el diseño original y las ganancias de las que viven esos creadores y los que se anuncian en sus páginas. La situación no parece que vaya a cambiar demasiado en los próximos años, porque el éxito de este tipo de bloqueadores ya es imparable.

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